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Un chileno en el congreso americano: La historia de Manuel Casanova
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Banderas federales, carteles de la campaña de Trump, personas pintadas de rojo y la armada americana son las primeras imágenes que vienen a la mente al mencionar el asalto del Capitolio americano el pasado 6 de enero donde seguidores de Trump, incitados por el mismo expresidente, tomaron el Congreso para manifestarse contra las elecciones de ese año, en la que los resultados anunciaban la derrota del candidato republicano.
Ese mismo día Manuel Casanova (49) decidió dejar la trastienda de las campañas políticas en las cuales llevaba más de 15 años participando. Para él ya no se trataba de simples discusiones. “Decidí ser una voz que uniera a la gente, sin importar las diferentes tendencias”, comenta el chileno, quien a principios de octubre lanzó su campaña electoral para el Congreso de Nueva York, como representante del Partido Demócrata.
Para Casanova el valor del Partido Demócrata radica en sus principios. “Buscamos un crecimiento equitativo donde todos los americanos tengan las mismas oportunidades”, explica, haciendo énfasis en que está “100% de acuerdo con el programa del Presidente Biden”. De todas formas, critica algunos aspectos de su gestión, entre ellos, la forma en que las fuerzas armadas se retiraron de Afganistán en agosto.
Sueño americano
En 1989, a los 17 años, Casanova viajó por primera vez desde Chile a EEUU para participar en un intercambio escolar (cursaba cuarto medio en el Colegio Verbo Divino) en un pequeño pueblo llamado Youngstown, cerca de la frontera canadiense. “Fui a un colegio público y ahí me tocó ver de cerca la cultura americana. Aquí va todo el mundo en el mismo barco, todos participan y tienen la posibilidad de ser educados, hay un cierto mínimo en el cual todos pueden crecer”, explica Casanova sobre qué fue lo que lo atrapó especialmente de ese país.
Volvió a Chile para seguir sus estudios universitarios: entró a Derecho en la U. Diego Portales y luego pasó por la escuela de negocios de la Gabriela Mistral. En 1997 decidió volver a EEUU pero esta vez a Miami, donde se tituló con un bachillerato en relaciones internacionales en la Universidad Internacional de Florida. Tres años después se trasladó a Nueva York para trabajar en la Compañía Sudamericana de Vapores y, posteriormente, en Latam. En paralelo, esos años estudió un máster en campañas electorales de la universidad de Fordham. “Siempre tuve una fuerte inclinación política y cuando vi el programa de Obama me subí a su carro inmediatamente”, explica sobre su primera aproximación a la política norteamericana.
La carrera -y el interés por este tema- creció: en 2006 se inscribió como voluntario en la campaña de Barack Obama, en donde fue “voter protector”, algo parecido a los apoderados de mesa de Chile. Desde entonces Casanova ha trabajado como consultor y operativo político del Partido Demócrata en distintas campañas electorales tanto a nivel estatal como nacional, entre las cuales destaca la de Hillary Clinton, Obama y el actual presidente, Joe Biden. Aunque de ninguno es cercano, confiesa que a más de uno le ha estrechado la mano.
Una conversación
Casanova vive con su mujer y sus dos hijas en el condado de Westchester en la ciudad de New Rochelle, a media hora de Manhattan en tren, y actualmente se desempeña como Líder de Distrito, figura que funciona para apoyar las distintas elecciones y comunicar qué está haciendo el partido a nivel local. Su carrera como asesor de campañas políticas ha estado centrada principalmente en esa zona. El 2012 contribuyó a la campaña de Joyce Johnson, congresista del estado de NY, actualmente está trabajando con Robert Jackson en su carrera por el senado del mismo estado y tambien ha colaborado con Athena More quien se lanza para City Council de ese distrito.
Aunque la toma del Capitolio fue un puntapié para iniciar oficialmente su carrera política, el candidato llevaba varios meses reflexionando sobre el ambiente político que se estaba viviendo en EEUU. “La gente no habla, no hay una conversación y cada uno vive en su mundo. En un país tan grande como el nuestro eso es muy dañino porque tenemos distintos backgrounds, religiones, culturas, y eso requiere la habilidad de poder encontrarse con el otro para seguir avanzando”, reflexiona el candidato quien reconoce tener “la peor opinión” de Donald Trump: “Es contrario a todo lo que son mis valores, moral y espíritu y al final del día el desafío con él no fueron solo sus políticas, con las cuales estoy completamente en desacuerdo, pero además el ingrediente de odio que él agregó”.
Por todo esto, quiere que su campaña sea el punto de encuentro entre quienes piensan de forma diferente. “Nos encontramos con una conversación en que si tú no estás de acuerdo conmigo eres lo peor del mundo, entonces eso es lo que lleva a que la gente se frustre y los resultados del martes demuestran precisamente eso”, comenta sobre la derrota demócrata en las elecciones de gobernador de Virginia, en donde Glenn Youngkin, se convirtió en el primer gobernador republicano de ese estado.
La escasa mayoría demócratas del Congreso corre peligro para las próximas elecciones que se celebrarán en julio del 2022. Ante esto, la gran discusión interna del partido, explica Casanova es cómo moverse hacia adelante y evolucionar, “por eso vamos a tener una primaria muy activa, pues va a haber distintas voces. Para mí eso es súper sano”.
¿Y qué pasa en Chile?
Pese a que reconoce tener distancia con su país de origen, confiesa que mira atento a lo que aquí sucede. Dice que lo que la situación en EEUU no es muy distinta a la chilena. “El país necesita definir qué camino va a tomar”, señala aludiendo al proceso constituyente y a las elecciones presidenciales, proceso en el que decidió no participar. “Tienen un gran desafío y necesitan buscar un poco lo que yo abogo, que es tratar de encontrar un camino común en donde todos se puedan sentar en la misma mesa a tener una conversación”, dice. Y añade: “Lo que no puede ser aceptado son todas las acciones de violencia”.
Mientras tanto, Casanova inicia su proceso electoral, en el que reconoce estar optimista: cree que competirá en las primarias del próximo año con otros cuatro o cinco candidatos demócratas. Pero hay que ir paso a paso. La próxima semana dará inicio a la primera etapa de su operación: conversar con los votantes en la calle.